Obsesivos, perfeccionistas, exigentes en exceso y muy inseguros. Estos son algunos de los síntomas que definen a los adictos al trabajo: profesionales que viven por y para el trabajo y que fuera de esta cárcel de oro se sienten perdidos y… muy solos. Erradicar este virus en las organizaciones es un deber que sirve para mejorar el clima laboral y ser más productivos. Ser adicto al trabajo resta en la empresa y en la búsqueda de empleo; los cazatalentos ya lo consideran como un punto en contra en un proceso de selección.
Llegan los primeros a su puesto de trabajo, se van los últimos y, entre tanto, no cesan en su afán de trabajar cuanto más mejor. No es complicado encontrarse estos personajes en la fauna de la oficina que, lejos de gozar de la admiración de los jefes, comienzan a ser los más denostados por éstos y por sus compañeros. Esa falta de equilibrio personal y profesional perjudica a la organización y, lo peor de todo, rara vez se traduce en un aumento de productividad del adicto o de aquellos que están a su cargo.
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La mejor forma de optimizar la Cadena de Suministros
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su revisión...
Hace 9 años
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