Un ordenador y una silla son suficientes para convertir cualquier
espacio en un lugar de trabajo. Las oficinas a la vieja usanza en las
que cada empleado disponía de su puesto personal asignado con su
correspondiente armario dicen adiós. Como destaca Nathalie Deny, socia
de la firma de interiorismo Deny & Von Arend, “ahora lo que demandan
nuestros clientes es que las oficinas se adapten, además de que sean
representativas del estilo de vida de la empresa”.
Así, la versatilidad de los espacios, tanto para hacer pequeños
descansos o improvisar reuniones más o menos informales, gana terreno y
las oficinas se convierten cada vez más en lugares para el networking,
para el trabajo en equipo y son concebidas para hablar y hacer que las
ideas fluyan. “Las empresas piensan cada vez más en las personas que
trabajan en ellas”, asegura Deny.
Por este motivo, y para retener el talento es más habitual crear
espacios en los que sus empleados se sientan a gusto, lo que redundará
de forma positiva en su trabajo, que será más eficaz, a la vez que más
agradable. De ahí que muebles, en principio pensados para los hogares o
para los bares de moda, como sofás, puffs, lámparas de pie o tumbonas
entren en los lugares de trabajo. Incluso las compañías están creando
lugares diseñados para pensar, como las denominadas salas de silencio,
donde sus empleados se relajan o concentran antes de presentaciones en
público.
Las nuevas tecnologías han contribuido de forma decisiva a ello, lo
que unido a una tendencia a la desaparición de las jerarquías, hace que
cada vez sea más común que jefes y empleados se mezclen y resulte
difícil distinguir quién es quién. Firmas ligadas a Internet, medios de
comunicación y publicidad son las que están dictando el futuro del
diseño de las oficinas y que ya empiece a ser el presente.
La oficina de un futuro no tan lejano
La oficina
del futuro parece ciencia ficción, pero cada vez está más cerca y
algunas empresas han empezado a cambiar su concepto de estancia de
trabajo. Las organizaciones se vuelven cada vez más verticales y la
creatividad está ganando terreno. Todo ello está sentando las bases para
lo que puede convertirse en la oficina del futuro.
Esta “oficina amistosa”, como la define el consultor de Márketing y
coordinador del workshop de Ofita ‘La oficina del futuro’ Juan Carlos
Santos, se caracterizará, en su opinión, por un diseño conceptual en el
que el ordenador estará alimentado por baterías recargadas por un
sistema incorporado a los propios tableros de las mesas, lo que los
liberará de todo tipo de cables. Además, estará equipado con lámparas
LED, con un teclado virtual proyectado y con pantalla multitáctil, lo
que facilitará su uso como ordenador de sobremesa o como ‘tablet’ en
cualquier lugar.
La oficina del futuro contará con una mesa de trabajo para cuatro o
seis personas equipada con un sistema que alimentará los aparatos
electrónicos colocados en su superficie y que permitirá reconfigurar en
tiempo real el espacio de trabajo, pasando de las tareas individuales a
la reunión formal en segundos.
Todo ello se combinará con un sistema de archivos y taquillas
personales compartidos y equipados con una cerradura por huella dactilar
y una pantalla que muestre los documentos contenidos o la identidad de
su usuario. Una inmensa pantalla convertirá la entrada en un espacio de
comunicación y socialización en torno a la información proyectada. A
ello se sumará la creación de un área social pensada como un huerto
urbano que aporte ambientación, valores ecológicos a la vez que un
espacio de relax e interacción social más relajante. ¿Realidad o
ficción?
Fuente: Diario Expansión. Líder en información de mercados, económica y política
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