Las adversidades que nos presenta la vida condicionan de manera definitiva nuestra actitud hacia ella. Nuestras actitudes, a la vez, influyen de manera determinante en nuestra forma de encarar la rutina diaria. Esta es una dinámica ineludible del vivir y no existe posibilidad alguna de evadirla. Solo queda aprender a desenvolverse en este “juego” donde las reglas han sido establecidas desde siempre: o salimos victoriosos del proceso o el proceso nos derrota.
La vida misma ha demostrado que las únicas personas que salen siempre airosas al enfrentar las continuas y duras adversidades que presenta la existencia son los Creyentes. Sólo las personas que “creen” pueden superar con ventaja las pruebas. Los incrédulos son víctimas permanentes de esta dinámica impiadosa.
Conceptualmente el “Creyente” no solo está asociado a un dogma o a una doctrina. El creyente, como el término mismo lo indica, es la persona que “cree” en algo. Si bien es cierto que el carácter de este “algo” fortalece, o no, la propia creencia, su sola existencia habilita una participación ventajosa en el proceso.
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Leer articulo completo en ¡Creer y vencer!, por Carlos Nava Condarco:: deGerencia.com
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Hace 9 años
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